

In Suspense
Season 3 Episode 12 | 1h 12m 36sVideo has Closed Captions
Ana fears Alberto was on a crashed plane. Rita gets devastating news.
News of the plane crash shakes Velvet. With no details, Ana clings to the hope that Alberto still alive. Rita gets devastating news. Patricia leads the jewelry line amid new pressures.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

In Suspense
Season 3 Episode 12 | 1h 12m 36sVideo has Closed Captions
News of the plane crash shakes Velvet. With no details, Ana clings to the hope that Alberto still alive. Rita gets devastating news. Patricia leads the jewelry line amid new pressures.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship-¡Alberto se ha ido de las galerías!
-¡Mateo, no llegamos!
-¡Airsa 208, destino La Habana!
¡Vamos!
¡A por él!
-Su billete y el pasaporte, por favor.
-Disculpe.
-¿El vuelo a La Habana?
-Lo siento, está en pista para despegue.
-Que tengo que ir a mi ginecólogo y yo no sé por dónde empezar.
-¿Nunca has ido al ginecólogo?
-Te estoy diciendo que me niego, que seré un hombre joven, atractivo, muy guapo, rubio, con los ojos azules y es que lo estoy viendo.
-¿Cuándo tuvo usted paperas?
-Me encuentro fenomenal, o sea, yo estoy como un toro.
-Pues me temo que al toro también habrá que hacerle alguna prueba.
-¿Qué quieres que te lo diga?
Te lo digo, no puedo.
Que me han dicho que la escopeta... que está sin cargar.
-Esto es un nuevo reto para todos nosotros.
Por eso les pido, por favor, que nos esmeremos muchísimo en esta recepción.
-¿Le has regalado las acciones, Alberto?
¿Bueno, es que alguien nos va a tener en cuenta para tomar una sola decisión en esta empresa?
-Mira, Enrique, el nuevo dueño de Velvet llega hoy.
Esas cosas trátalas con él.
-Hemos firmado un contrato.
Volveré en 10 días.
A mi regreso la quiero aquí, dispuesta a dar la vida por estas galerías.
-Dentro de poco voy a casarme con otro hombre.
¿Me vas a decir que no te molesta?
-A quién le dolerá esa boda es a usted.
Aunque dudo que sea capaz de reconocerlo.
-Si no conseguimos recuperar la mina, que Dios no lo quiera... -Por favor.
-Podemos caer en la ruina.
Así que ata bien a Patricia.
-Nunca imaginé que sería así.
Voy a casarme con un hombre al que no amo.
-Patricia, ya hemos hablado de eso.
Tiempo al tiempo.
-¿Quieres a Valentín Alcocer por esposo y prometes amarle y respetarle todos los días de tu vida hasta que la muerte os separe?
-Sí, quiero.
-Sin Alberto esto va a ser muy difícil.
Y si Ana no lo trae no... Yo no sé si voy a saber dar la talla.
-No soporto la idea de que te pueda pasar algo.
-Ya creí que me iba a tener que ir sin su abrazo.
-Interrumpimos nuestra programación para informarles de un terrible accidente aéreo.
El vuelo que salió ayer de Barajas con destino a La Habana ha sufrido un grave accidente.
[♪ Alba Llibre: "Falling In Love"] -El vuelo que salió ayer de Barajas con destino a La Habana y tenía previsto hacer escala en Lisboa, Santa María y Bermuda ha sufrido un grave accidente.
Se cree que se trata de un avión de la compañía Airsa que cubría esa ruta, aunque estamos pendientes aún de confirmación por parte de las autoridades.
De ser así, estaríamos ante un acontecimiento sin precedentes en las líneas aéreas Airsa.
El suceso se ha hecho público hace escasos minutos y no son muchos los datos que llegan a nuestra redacción, por lo que aún se desconocen las causas y si hay supervivientes.
En las próximas horas les mantendremos informados de cualquier detalle relacionado con este terrible acontecimiento.
-Vamos a esperar hasta tener más datos.
-Los dejamos con unos momentos musicales.
-Ana.
Ana.
Ana.
[♪ Robert J. Walsh: I Found Love"] -Mateo, soy Ana.
[♪ Robert J. Walsh: I Found Love"] Esperaré aquí.
[♪ Robert J. Walsh: I Found Love"] [solloza] Mateo va al aeropuerto, luego viene.
[♪ Robert J. Walsh: I Found Love"] [voces indistintas] -Señores, por favor, mantengan la calma.
-¿Sabe algo ya?
-¿Han confirmado el número de vuelo?
¿Pero cómo lo van a confirmar todavía?
¡Por favor!
-Les informaremos en las próximas horas.
Por favor, despejen la zona.
[voces indistintas] -Yo le voy a traer un café.
-Un café no, primo, que ya está bastante nerviosa.
-Una taza de té o algo.
Yo no me puedo dejar aquí.
-Vamos, vamos.
-Vosotros, chitón, ¿eh?
De esto nada a nadie.
-Por supuesto.
-Lo mismo, ese vuelo no era el de Alberto.
-Dijeron destino a La Habana.
Pero, quién sabe, puede haber más vuelos a La Habana.
-¿Tenéis idea de dónde puede estar mi tío?
-Intentando hablar con un amigo de Aduanas.
Está con doña Blanca.
Don Mateo.
-¿Ha salido algo?
-El aeropuerto es un caos.
La compañía está sobrepasada.
Nadie sabe nada.
-¿Ni siquiera has podido confirmar si era el vuelo?
¿Y si llamamos al hotel de La Habana?
Tiene que haber llegado ya.
-Con las escalas previstas no llegaría hasta mañana.
-Esto no puede estar pasando.
-Bueno, no nos pongamos en lo peor.
-Además, que no haya noticias puede ser una buena señal.
-Lo único que podemos hacer ahora es esperar.
-¿Esperar a qué?
¡Yo no puedo esperar!
Tiene que haber alguien que nos pueda ayudar.
-¿Y Sara Ortega?
No es la mejor de las ideas... -¿Tienes el teléfono?
-En el despacho.
[suspira] No sé si a estas horas podremos localizar... -¿Sí?
-¡Sara!
-Sara, soy Ana Rivera.
-¿Ana?
-Perdóname que te llame a estas horas.
-Ahora no es un buen momento.
No sé si estás al tanto, pero estoy desbordada.
-Sara, ayer Alberto cogió un avión.
Volaba... -¿A La Habana?
Dios mío.
-Por favor, necesito cualquier tipo de información.
Necesito saber si Airsa tenía un vuelo que viajara al mismo destino.
-No.
Pero nos acaban de informar de que a lo mejor el vuelo accidentado no es el de nuestra compañía.
-¿Cómo?
-¿Qué pasa?
¿Qué pasa?
-Ana, ahora hay un caos tremendo.
Toda la información es muy confusa.
No puedo confirmarte nada.
-Sara, se trata de Alberto.
-Prometo llamarte en cuanto sepa algo.
-Gracias.
-Ana, tienes que ser fuerte.
No sé cuánto voy a tardar.
-Con que haya una sola esperanza de que esté vivo, aguantaré lo que sea.
-Luego te llamo.
-Gracias.
-¿Qué pasa?
¿Qué te ha dicho?
-Puede que el avión que se estrelló no fuera de Airsa.
-¡Bien!
¡Bien!
¡Bien!
¡Bien!
¡Bien!
¡Bien!
¡Bien!
-Pero hay que esperar, Mateo.
Me va a volver a llamar.
-Esperemos.
Esperemos.
Vamos a avisarle al resto.
-Mateo, yo me quedo.
No vaya a ser que llamen, ¿vale?
[puerta se abre] [puerta se cierra] [♪ canción en inglés] -¿Cómo está?
-No... no quiere separarse del teléfono.
-Supongo que usted tampoco se despegaría de ese teléfono en su lugar.
-Sí, lo supongo.
Cuando te crees que ya lo has vivido todo, de pronto, ¡zas!
[suspira] -Vamos a pensar que esto puede tener un final feliz.
¿Mh?
-Será lo mejor.
-Cariño, por favor, abre de una vez.
Siento muchísimo que nuestra primera noche como marido y mujer haya sido así, pero... Pero bueno, te llamaré desde Guinea.
Te quiero, mi amor.
[puerta se cierra] -¡Te pillé!
-¡Ah!
¡No me toques!
-Cariño, no me lo imposible, por favor.
¡Que estamos casados!
Amor, ven aquí.
¡Cariño!
¡Que estamos casados!
¡Eres mi esposa, por amor de Dios!
-¿Tú sabes que el matrimonio se puede anular si no se consuma?
-No me digas eso.
Cariño, por favor.
Sabes perfectamente que te quiero con toda mi alma y que sería capaz de hacer cualquier cosa por ti.
-Pues esfuérzate en Guinea.
Salva tu fortuna o mí me pierdes para siempre.
Mentiroso.
-Está bien.
¿Un beso de despedida?
-Mentiroso.
-Eso es que no.
Ahora sí, adiós, mi amor.
[puerta se cierra] -Buenos días.
¡Lo tengo!
¡Lo tengo!
¡Lo tengo!
¡Lo tengo!
¡Lo tengo!
¡Lo tengo!
¡Lo tengo!
Lo tengo.
Lo tengo.
Lo veo.
Lo veo.
!Lo veo!
-¿Qué es lo que ve, señor De la Riva?
-Lo veo claramente.
¿Pero usted no lo ve?
¡Sí!
-Ah, la señora rechonchona de azul.
Es doña Florinda, una de nuestras mejores clientas.
Muchas veces viene con su hija, que está tremenda.
-A veces se me olvida que yo veo las cosas en tecnicolor y ustedes en blanco y negro.
-¿En tecnicolor?
-Hombres, Jonás.
Hombres.
Mi nuevo público.
Siempre me he centrado en seducir a las mujeres, pero ahora tengo que encandilar a los hombres.
Hombres como tú.
Bueno, como tú.
Con más clase, más porte, pero hombres al fin y al cabo.
-Hombre, lo de la clase se lo admito, pero ¿lo del porte, señor De la Riva?
-¡Hay que cambiar este mostrador!
¡Fuera!
¡Hay que poner uno de madera de roble!
Más serio, más seco, más masculino, british, más elegante.
¿Modistos?
Necesito modistos.
-¿Modistos?
-Los mejores de España.
Y mientras los modistos confeccionan la ropa para los clientes, a los clientes los dependientes pueden ofrecerles un puro, o un Scottish Highlands, o un Bourbon de Kentucky.
-O una copa, digo yo.
-¡Jonás!
Menos mal que los infantes sois buena gente, porque si hay que pediros otra cosa... -Oiga, ¿y lo de las pruebas para modistos?
¿Cuándo cree usted que van a empezar?
Porque yo tengo un amigo... -¿Y qué vamos a hacer ahora?
Porque si a Alberto le pasa algo, a Ana le da un soponcio.
-Vamos a esperar que haya noticias y luego ya... ya veremos.
-No, si... si ya lo sé, pero es que me pongo en su pellejo y... y pienso que si yo te perdiera... -Rita... no, no digas eso, ni en broma.
-Sí, ya lo sé, si estoy bien sensible, que... -Sí, yo creo que realmente... Si al final todos estamos nerviosos.
Si no por una cosa, por otra, pero... -¿Sigues preocupado por lo de las paperas?
-No.
No, ya no.
-Pedro Infantes, que nos conocemos.
Tú estás preocupado por lo que dijo el médico, ¿verdad?
-Es que sí, yo... ¿Y si al final soy manso?
Yo no te voy a poder dar lo que tú quieres.
-Vamos a hacer lo... -Es que yo eso, yo eso no me lo perdonaría nunca.
-No nos vamos a poner lo peor, ni tú ni yo.
¿Prometido?
-Pero en cuanto estén los resultados, Rita... -Que sí.
-Bueno... voy al correo a ver si ha llegado un telegrama o alguna noticia de don Alberto.
Te quiero.
-También te quiero.
Mucho.
[puerta se cierra] [teléfono] ¿Diga?
Sí, soy yo.
Ah, buenos días, doctor.
¿Qué tal ha ido todo?
¿En persona?
Sí, pues entonces me paso esta misma tarde a recoger los resultados.
¿Tiene que venir mi marido?
Pues... Sí.
Sí, claro, sin problema, pues vendrá conmigo.
Entonces nos vemos esta tarde.
-Rita.
-Era el médico, el ginecólogo.
-Me he dado cuenta.
-¿Qué quiere que venga Pedro?
-Pues claro.
-Ya, pues no.
-Pero, Rita, ¿por qué no?
-Pues porque Pedro le está dando un mil y una vueltas a eso de las paperas.
Y se piensa que él es el culpable.
Mejor será que vaya yo y que me entere de todo y que luego reparta las noticias.
Porque Pedro es muy sensible y lo mismo se tiene que llevar a un mal trago.
-¿Y tú?
-¿Y yo?
Pero si a mí no hay miedo que me pare.
Estos hombres de hoy son de mantequilla, Lucía.
-Muy bien, pues iré contigo.
¿A qué hora es la cita?
-Pensaba ir esta tarde.
-Pues cuenta conmigo.
-Gracias.
¿Llevémosle esto a Ana?
-Bueno.
-¿Se puede?
-Ana, ¿cómo estás?
-Pues toda la noche pendiente del teléfono.
-¿Y?
-Nada.
Gracias, chicas, pero no tengo nada de hambre.
-Son los nervios.
Que esto es un sin vivir.
-Pero necesitas fuerzas.
Va a ser un día largo, deberías comer algo.
-Es que sé que está bien.
Tiene que estar bien.
-Ana.
-¿Mateo?
-Pues ha pasado toda la noche pegado a la radio, pero no tenemos ninguna noticia.
-¿Y dónde está ahora?
-Ha ido por el periódico, a ver si se ha enterado de algo más.
-Ya has pasado aquí toda la noche, ¿no puedes pasar también todo el día?
-Es verdad, Ana, debería salir y despejarte.
Clara se puede quedar aquí, podemos hacer turnos.
-¿Y si llaman?
-Yo creo que Rita tiene razón.
Deberías descansar.
-Gracias.
Enseguida vuelvo.
-No me puedo creer que Alberto se haya marchado y haya dejado a Patricia al frente de mi negocio.
-Sigo pensando que deberías estar descansando.
-No, en casa no pararía de darle vueltas a la cabeza.
Es indignante, Enrique.
-¡Sorpresa!
-¿Qué haces aquí?
¿Por qué no me has avisado de que venías?
-¿Y darte tiempo a eliminar pruebas?
No, no, no.
Cristina, estás estupenda.
He ido esta mañana al hospital a darte una sorpresa, pero la sorpresa me la he llevado yo.
¿Cuándo te han dado la alta?
-Ayer por la tarde.
Qué mal lo he pasado, Bárbara, ha sido horrible.
-Lo sé.
Pero bueno, ahora lo que tenemos que hacer es centrarnos en la colección de joyas y ponernos al día de todas las cosas que tenemos que hacer.
-Me temo que la que se va a tener que poner al día eres tú.
-¿De qué estás hablando?
-Bueno, ¿y ahora qué es lo que vamos a hacer?
-Pues defender nuestra postura frente a los italianos.
Hay que intentar demostrar que la ausencia de Alberto puede ser beneficiosa para las galerías.
Hay que firmar un pacto de accionistas con Cafiero.
-Perdona, Pichín, pero algunas no sabemos en qué nos beneficiaría firmar un pacto de accionistas porque no hemos estudiado económicas.
-Un pacto de accionistas sirve, entre otras cosas, para proteger al accionista minoritario.
-Pues dudo mucho que Cafiero vaya a complacerte.
Está claro que Alberto nos quería al margen del negocio.
-Pero Cafiero es un hombre ocupado.
Tiene a la familia en Italia y si consigo que delegue en mí le voy a ahorrar muchos dolores de cabeza.
O nos hacemos fuertes ahora o nos vamos a convertir en meros empleados.
-Buenos días.
La familia al completo.
Hombre, la nueva y flamante señora de Alcocer.
Supongo que tendré que darte la enhorabuena porque lo que es a él... -Pues mira, sería un detalle.
-¿Qué haces aquí, Patricia?
¿No se supone que te ibas de viaje de novios?
-Mi marido ha tenido que viajar a Guinea por asuntos de negocios así que hemos tenido que posponerle una de miel.
Pero bueno, teniendo en cuenta las noticias aéreas, casi ha sido una buena idea.
-Qué horror.
-¿A qué has venido, Patricia?
-Ahora que voy a ser la cabeza visible y ejecutiva de Joyas Velvet quería que supieses que he decidido cambiar la estrategia.
-¿Y?
¿Se puede saber en qué consiste?
-Pues teniendo en cuenta tu experiencia en los negocios y que Cristina está convaleciente... -Tu sobrino y yo estamos perfectamente, Patricia.
-Seré yo la que se encargue de reunirse personalmente con Cafiero, en privado.
Después os haré saber las decisiones que hayamos tomado.
-¿A este también te lo vas a beneficiar?
-¡Bárbara!
-Mira, Bárbara, empiezo a estar harta de cómo me hablas.
Si por lo menos te folleras a tu marido como Dios manda.
-¡Basta!
¡Basta las dos!
Esto no es un patio de colegio.
Esto son negocios.
Y o colaboramos todos o se nos va de las manos.
-¿Colaborar?
¿Quieres colaborar, Enrique?
Somos accionistas y no hemos sabido hasta hoy nada de lo que estaba pasando.
Aquí somos el último mono.
-Eso tiene fácil arreglo.
Hay alguien aquí que tiene todas las respuestas.
-¡Mateo!
¡Mateo!
-Un momento.
-Un momento.
Eh... yo... tengo que daros una noticia.
Alberto cogió un vuelo a La Habana.
-¿Qué estás hablando, Mateo?
-Aún no lo sabemos con certeza, pero hace unas horas Alberto se subió a un avión de Airsa rumbo a La Habana.
-¿Estás diciendo que...?
-Espero que no.
Pero cabe la posibilidad de que haya viajado en ese avión.
-Pero... -¿Cómo que cabe la posibilidad?
-Sara Ortega nos ha informado esta madrugada.
Se están dudando si el vuelo accidentado es el de Airsa o no.
Otras compañías operan la misma ruta.
-¡Cristina!
Cristina, tranquila.
Tranquila.
¡Cristina!
-No me lo puedo creer.
¿Pero qué estamos haciendo aquí?
Vamos al aeropuerto, ¿no?
-Mateo ha estado ahí ayer.
No dan ningún tipo de información.
Es un caos.
-No sé qué decirte, Ana.
-Hay que esperar.
Esperar buenas noticias que traiga Sara.
-Sí.
Buenas noticias.
Buenas noticias.
Pónganse a trabajar, por favor, rápidamente.
[teléfono] -¿Sí?
-Ana, Sara está aquí.
-¡Ana!
¿Qué pasa?
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "Don't Brake My Heart"] -Dime que no era vuestro vuelo.
Dime que no.
-Ana, lo siento muchísimo.
Nos han confirmado que el vuelo es nuestro y que no hay supervivientes.
-¡No!
¡No!
¡No!
[llanto] -Salgo esta misma tarde de viaje.
Tenemos que reunirnos con las autoridades de la zona para coordinar la búsqueda.
-¿Crees que podremos recuperar el cuerpo?
-El avión ha caído en medio del océano, Mateo.
No lo sé.
Pero te llamaré.
-Gracias por todo.
-Aún no sé qué ha podido pasar.
[♪ Chris Gibbons: "He Will Always Carry My Load"] -Cristina, por favor.
[♪ Chris Gibbons: "He Will Always Carry My Load"] -Ayer estaba pensando ir a buscarle y traerle de vuelta, y hoy lo he perdido para siempre.
-Tranquila, tranquila cariño, no pienses en eso.
No pienses en eso, solo te va a hacer más daño.
-Pero yo no sé vivir sin él, Raúl.
Yo no sé cómo vivir sin él.
-No vives, Ana, sobrevives.
Sobrevives, porque esta vida es así de perra.
Te pasas la vida haciendo planes para nada.
Una vez Alberto me dijo que había que sorprender a la vida, no había que dejar que la vida te sorprendiera a ti.
-¿Y si él decidió sorprender a la vida?
¿Y si nunca cogió ese avión?
-¿Dónde vas?
[puerta se cierra] [suspira] -Tenía que haber subido yo y no Raúl.
-Raúl está más entero que tú.
-Ya, pero yo soy su mejor amiga.
-Rita, si es mirar a Ana y ya te emocionas.
-Porque pienso en la pesadilla que es todo esto y en lo que debe estar sufriendo ella y en lo que está por venir, y... Mira que voy a subir, si solo lloramos pues lloramos, pero por lo menos se desahoga y sabe que estoy a su lado.
¿Qué pasa?
-¿Y si Alberto nunca cogió ese avión?
Si nunca llegó a subirse a el podría estar vivo.
-Ana, siéntate cariño.
Mateo acompañó a Alberto al aeropuerto y lo dejó allí.
-Mateo le acompañó al aeropuerto, pero no le vio subirse al avión.
Yo conozco a Alberto y sé que es muy impulsivo.
-Ana, sabemos que todo esto debe ser tan difícil.
-Que puede parecer que estoy loca.
Pero hay algo dentro que me dice que está vivo todavía y no voy a parar.
Necesito vuestra ayuda, por favor.
-¿Qué quieres hacer?
-Lo que haga falta.
-Ana, por favor.
-Voy a demostrar que Alberto cambió de opinión.
-Si Alberto está muerto, yo... -Tú serás la viuda de España.
Y ese niño, el hijo del gran Márquez.
-Bárbara, por favor.
-Cristina, lo que está claro es que tu vida sin Alberto es mucho mejor, créeme.
Ya has llorado suficiente mientras le tenías a tu lado.
-Llámame estúpida, pero siempre pensé que al final volvería, me pediría perdón.
-Lo que tienes que hacer ahora es pensar en tu futuro y aprovechar esta situación.
Yo no sé si Alberto estará muerto o no, pero si desgraciadamente lo está, Cristina, tú tienes que pensar en ti y en este hijo.
Y seguir adelante.
-¿A quién llama?
-No sabe.
-¿Vas a llamar otra vez a Sara?
Ana, seguro que está reunida.
-Hola, por favor, con Carlos Álvarez.
Es piloto de la compañía.
-Ana, ¿estás loca?
Que no puedes hablar con él.
-Espero.
-Pero él ¿quién es?
-Sí.
-Carlos, soy Ana, Ana Rivera.
-Ana.
-Perdóname que te moleste, pero... -No, tranquila.
No te puedes imaginar lo que está siendo esto, esto es... De hecho, ya sé lo de Alberto.
Lo siento.
-Precisamente por eso te llamo, Carlos.
Necesito que me ayudes con algo.
Por favor.
Sé que las cosas entre nosotros no terminaron muy bien, pero no te llamaría si no fuera importante, necesito tu ayuda.
-Está bien, si quieres nos podemos ver en El Pausa y así hablamos tranquilamente.
Yo podría estar ahí en media hora.
-¿En media hora en El Pausa?
Allí estaré, gracias.
-Ana, no puedes ir.
-Rita, no empieces.
-¿Por qué no puede ir?
¿Quién es ese Carlos?
-Es un antiguo novio.
Y con él no terminaron muy bien las cosas, precisamente.
-¡Acabaron fatal!
¡Que no me fío de ese hombre!
-Voy a ir.
Solo él me puede ayudar.
-Muy bien, pues entonces vas a ir con carabina.
-No te vamos a dejar sola, Ana.
-Pues vamos.
-Como la vida, ¿eh?
Hoy estás aquí y mañana no.
-Esto es un suspiro.
-Un segundo.
-Una brinda de polvo.
-Le haces así y ya no estás.
-¿Y luego qué?
-La nada.
-Bueno, la nada tampoco.
-El vacío, no sé.
-Tío, pareces un filósofo.
-Al filósofo se lo oí en la radio un día.
Pero vamos, que... que la vida hay que vivirla cada día como si fuera el último.
-A mí si me pinchan yo no sangro ahora mismo.
¿Sabes en quién estaba pensando?
-¿En quién?
-En Manolito.
Si es que con el tema de esto de ser padre... -Oye, primo, ¿y por qué no te lo traes?
-No.
Bueno, pues ahora con el tema que hay en las galerías... -Mira, primo... -Sería un lío.
Que no, primo.
-Pero un niño viene siempre con la alegría bajo el brazo.
Y aquí estamos todos por los suelos.
Además, a la Rita seguro que la animaría.
-¿Tú crees?
-Hazme caso.
Anda, llámale a Rosamari y que te lo traiga.
Venga.
-¿Cómo que venga?
¿Ahora?
-Sí, ahora.
Venga.
-No puedo llamar a Rosa María ahora y decir... Vamos a sentarnos otra vez.
Vamos a sentarnos otra vez.
¿La llamo?
-Ahora mismo, venga, ya está tardando.
¡Venga!
-¿Pedro?
-¿Rosa María?
-¿Qué quieres?
Yo estoy muy bien, la verdad.
Me alegro mucho de hablar contigo.
Quería hacerte una pregunta.
¿Me podrías mandar a Manolito para verle?
Sé que me vas a decir que no, pero antes de que me digas que no, piensa.
-También, Pedro, llevo mucho tiempo sin ver a Manolito.
Creo que se merece algo de... -Está bien.
-¿Qué dice?
-Una pregunta.
¿Has dicho que está bien?
-Sí.
Te lo mando esta tarde.
-Me lo manda.
¿Esta tarde?
-El Genaro va hoy a firmar unos escritos a Madrid.
Te lo mando con él.
Que te lo acercas a las galerías.
-Bueno, o sea, que venga, que venga, que venga.
Claro, pero yo siempre te he agradecido todo.
Siempre te he dicho que eres un ángel con... Hay algo que no me creo que esto sea por mí.
Dame un segundo.
¿Te pasa algo con el crío?
-Nada.
¿Qué va a pasar?
Pues que el chaval quiere verte.
Y, bueno, pues así tengo un poco de tiempo yo para estar con el Toribio.
-¿Has dicho el Toribio?
-¿Toribio?
-Sí.
¿Estamos juntos?
-Eh, habla tú con ella.
Habla tú con ella.
No, no, una pregunta, una pregunta.
¿Me estás diciendo que con el Toribio... Con To, ese un mangurrián.
-Oye, Pedro, ¿tú quieres ver al niño o no quieres ver al niño?
Mira, tengamos la fiesta en paz, ¿eh?
-Tienes toda la razón en el mundo, de verdad.
Rosa María, perdóname porque... Me ha colgado.
-Está con el, el... -Sí.
-Con To... El amor es ciego, primo.
Pero ciego, ciego de que no veo, que no veo.
-Bueno, ¿y Manolito qué?
-Que viene esta tarde, primo.
-¿Esta tarde?
-No le diga nada a Rita que es una sorpresa.
-No, no, no, no.
-Se está retrasando.
-Vendrá por la cuenta que le trae.
-¿Pero me puedes decir cómo es?
-¿Hablando del rey de Roma?
-Ana.
-Hola.
-Hola.
¿Cuánto tiempo?
¿Cómo estás?
-Bien.
Gracias por venir.
¿Hablamos en privado?
-Sí.
-Ana, estamos aquí.
Por si acaso.
-La verdad, no esperaba tu llamada.
-No te hubiera llamado si no fuera una cuestión de vida o muerte.
Pero si yo sé que eres buena persona.
-Nunca quise hacerte daño, Ana.
Y si esta es mi oportunidad para demostrártelo, bienvenida sea.
-Necesito saber si Alberto cogió ese avión.
-Por lo que yo sé, Ana, no hay lugar a dudas.
En la lista de pasajeros aparece Alberto.
-Yo sé que Alberto compró un billete para ese avión.
Pero algo me dice que nunca se subió en él.
-Ana, entiendo que esta noticia es muy difícil de asumir, pero deberías en la medida... -Ayúdame, Carlos.
Estoy desesperada.
Quizá parezca una tontería, pero... Yo sé que para ti sería muy fácil comprobarlo y... y te estaría agradecida eternamente.
-Alberto pudo no montarse en el avión, pero entonces se habría puesto en contacto con vosotros.
Está bien, comprobaré las listas de facturación.
-Gracias.
-Alberto es un hombre muy afortunado.
Cuando tenga noticias, pasaré por las galerías.
-Gracias, Carlos.
-De nada.
-Bueno, ¿qué tal todo?
-Habrá que esperar.
-Bueno, pues seamos prudentes entonces.
-Sí.
Por más que yo me empeñe en pensar que Alberto está bien.
-Rita, ¿no me ibas a acompañar a hacer un recado?
-Ah, sí, claro, sí.
-Perdóname, chicas.
Ya sabéis que para muchas cosas sigo siendo la nueva.
-Nos vemos ahora.
-Pues ojalá tengas razón y Alberto está bien.
-Gracias por venir conmigo.
No sé qué haría sin vosotras.
-Buenas tardes.
-Buenas tardes.
-Venía a recoger unos resultados.
-¿Su nombre es?
-Rita.
-Margarita Montesinos.
-Ah, muy bien.
Pueden tomar asiento.
El doctor la está esperando.
Déjenme que le avise.
-Gracias.
¿Quieres estarte quieta?
-Si es que no puedo.
-Rita, cálmate, por favor.
-No, si... si ya sabía yo que esto no era buena idea.
-¿El qué?
-Pues yo que sé, casarme, salir del pueblo, hacerme modista, todo.
-Rita.
-¿Qué?
-Que estoy aquí.
Todo va a ir bien.
-Señora Montesinos, ya puede pasar.
-Estaré aquí mismo.
-¿Margarita?
Pase, por favor.
-Buenas tardes.
Gracias.
-¿Viene usted sola?
-Sí, sí.
Es que Pedro no podía venir por trabajo.
Que es que no es que para él el trabajo sea más importante que tener un hijo, ¿eh?
Que va. Al revés.
Que no digo que sea un vago, ¿eh?
Es solo que, bueno, pues que... Que he venido a sus espaldas.
Es que ya lo vio usted el otro día, que el pobrecito mío está erre que erre con que él es el problema.
Y la verdad es que si es así, prefiero darle yo las noticias, ¿sabe?
-Los análisis de Pedro no muestran ningún problema.
Él es perfectamente fértil.
-¡Ay!
¡Ay, madre mía!
¡Ay, qué alegría, menos mal!
Pues ya verá usted cuando se lo cuente.
Le va a dar un alegrón.
-Verá, Margarita... siento decirle que hemos detectado un pequeño problema en su útero.
El término oficial es útero hostil.
Esto no significa que no pueda quedarse embarazada, ¿mh?
Pero la estaría engañando si no le dijera que esto resta notablemente sus posibilidades de concebir con éxito.
-Pero... -Venga, venga, Margarita, que la quiero fuerte, ¿eh?
La quiero optimista.
Hoy en día la medicina ha evolucionado muchísimo.
Y para este tipo de situaciones hay tratamientos muy buenos que le facilitarán el quedarse embarazada.
-¿Y en qué consisten exactamente?
-Sí, verá.
No es que su útero tenga un problema.
Tiene un tamaño normal y está perfectamente capacitado para la concepción.
En realidad, el problema es la mucosidad que recubre el útero.
En un ciclo normal, justo antes de la ovulación, el útero produce una especie de... Esa mucosidad es la que ayuda a los óvulos, [inaudible] Y es en esa mucosidad que al parecer hay problema.
¿Lo ha entendido?
Margarita, ¿le ha quedado claro?
-Sí.
A ver cómo se lo digo a mi Pedro.
-¡Manolito!
Pero bueno, pero si estás hecho un hombretón.
Ven aquí.
-Tengo hambre.
-¿Que tienes hambre?
Hay cosas que no cambian nunca, ¿eh?
¿Has traído maletas?
-La tiene él.
-Muchas gracias por traerle, Genaro.
-Descuida.
-Dale recuerdos a Maite.
-De tu parte.
-Venga, adiós.
¿Eh?
¿Qué tal por Porrillos?
-Mamá tiene novio.
-Ah, Toribio, ¿no?
-Y es un pesado.
-¿Eh?
Esa boca.
-Es que se atranca y no arranca, se queda y... -Manolito, oye, tu abuelo también era tartamudo, ¿eh?
-Sí, pero si solo fuera eso, papá.
Es que no me gusta.
-Pero no te gusta porque... -Es un mangurrián.
-Sí.
Es un mangurrián, pero esas cosas no se dicen.
¿Te tiras encima?
¡Vamos a comernos un bocata que te vas a caer la espalda!
¡Don Emilio!
¡Mire quién ha venido!
-¡Manolito!
Estás hecho un mozalbete.
¡Cuánto me alegro de volver a verte!
-Usted está un poco más viejo.
Oye, que bien, ¿eh?
-Sí, su vivo retrato.
-Ya sabe cómo se los crio, que son asalabajados y mal hablados.
-¿Puedo hablar con usted un momento?
-Sí, claro, dígame.
-¿Le parece este el momento más oportuno para traer al niño a las galerías?
-No le sigo.
-Con todo lo que está pasando, Pedro.
-Vámonos, yo precisamente lo he hecho por eso, ¿eh, Don Emilio?
¿Sabe?
Me he dado cuenta que la vida no es nada.
No.
Y luego llega una desgracia y... y te la arruina todo.
Y a Manolito no lo veo nunca.
-Señor Infantes, no solo le comprendo, sino que le doy la razón.
-¿Me lo está diciendo en serio?
-Sí.
Es muy posible que la presencia de un niño en medio de todo esto nos venga a todos muy bien.
Cuide del pequeño salvaje.
-De acuerdo, gracias.
-¡Bienvenido, Manolito!
-¿Qué haces con esto?
Vamos a ver a Rita.
Vente para acá, para acá, para acá.
-Este es un proyecto en el que padre y yo confiábamos plenamente.
¿Están a tu absoluta disposición?
[golpes en la puerta] -¿Puedo pasar?
-¿Qué quieres, Enrique?
-¿Cómo estás?
-¿Desde cuándo te ha importado cómo estoy?
-Me importa, aunque no te lo creas.
Cristina y yo tenemos nuestras diferencias.
A veces no es fácil, pero siempre va a ser mi hermana.
-¿Adónde quieres llegar, Enrique?
-Quiero que sepas que puedes contar conmigo.
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "So Lonely"] -Me acuerdo de la última vez que le vi.
-No digas eso, todavía hay una posibilidad.
-Le deseé la muerte, Enrique?
Le deseé la muerte.
Cuando me quitó las acciones y me dio esos bocetos, yo le dije que ojalá se muriese.
-Tranquila.
-Todavía no puedo explicarme cómo le dije eso.
-Porque eres una mujer de carácter, todos lo sabemos.
Y él también, él... seguro que sabe que no lo decías en serio.
-¿Por qué dices eso?
-Porque te conozco.
Pareces dura y fría, pero no lo eres.
-¿Qué soy?
-Mucho más que eso.
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "So Lonely"] [puerta se cierra] [♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "So Lonely"] -¿Empezamos?
-Claro.
-Estos son los diseños que Alberto me dejó.
-¿Y para qué?
-Ya tenemos una colección y está aprobada.
-Esa colección no podrá llevarse a cabo.
Un terremoto en Guinea ha sacudido la mina más importante de la familia de mi marido.
Lo que impide que tengamos las piedras requeridas para la colección.
-¿Y cuándo esperabas decírnoslo?
-Bueno, vamos a relajarnos.
Tampoco ella ha sido la responsable del terremoto.
-Gracias, Enrique.
No podremos llevar a cabo esa colección, pero sí la de Alberto.
Los diseños son sencillos pero impecables, por no hablar de su elegancia.
Es exactamente lo que necesitamos para la primera colección de joyas Velvet.
-Patricia, esa es una decisión que no te corresponde tomar a ti.
-Bárbara, por favor.
-Por mucho que me cueste admitirlo, quizás esa sea la mejor solución.
Las perlas siempre triunfan.
¿Cristina?
-Cristina, ¿tú qué opinas?
-El proyecto de Alberto es la mejor opción.
Será lo último que Alberto haga para las galerías.
Es el homenaje perfecto.
[Rita solloza] -Rita, ya has oído al médico.
Con el tratamiento todavía puedes ser madre.
-Qué disgusto más grande, Lucía.
Yo que llevo toda la vida soñando con ser madre.
-Y lo vas a conseguir.
-De esto ni una palabra, Pedro.
-Rita.
-Lucía, ni una palabra.
Vamos.
Ya, ya.
-No digas nada, ¿eh?
Ni una palabra.
¡Rita, mi amor!
¿Pero dónde estabas?
Que llevo todo el día buscándote.
-Ya, lo siento.
Es que no quería molestarte.
Y bueno, al final hemos ido al ginecólogo para ver los resultados.
-Pero no iba a ir yo contigo a ver los resultados.
-Ya, es que ha sido de pronto.
Y me acompañaba Lucía, así que... Bueno.
-¿Ha ido Lucía?
-Sí.
En realidad yo la estaba acompañando a ella una cosa y luego ella me acompañaba a mí.
-¿Qué han dicho?
-Que está todo bien.
Que no hay ningún problema.
Y que no hay de qué preocuparse.
Y que nada, que es cuestión de tiempo y de paciencia.
¿A que sí, Lucía?
-Así que no soy manso.
-No.
-No me lo puedo creer.
Pero si ya... Pero si ya te dije que esto, con amor y con... ¿Estás bien?
-Sí.
Es que estoy un poco preocupada por todo, ya sabes.
-Ya, bueno, es normal.
Yo te tengo una sorpresa que... que te va a gustar mucho.
-¿Sí?
[silbido] -¡Fiera!
-¿Pero qué haces aquí, pequeñejo?
¡Ay, que te coja!
¡Ay, qué mayor estás!
-Así que ese es tu hijo.
-Sí.
-Hola, Manolito, soy Lucía.
Mucho gusto.
-Eres muy guapa.
-Vaya, gracias.
-¿Quieres ser mi novia?
-¡Manolito!
-Menudo espabilo tiene.
-Oye, ¿quieres que te enseñe nuestro nuevo cuarto?
¿Sí?
Venga.
Que no, que este es de doña Blanca.
Es de doña Blanca.
-Bueno, yo va a ser mejor que me vaya y os deje en familia.
-Lucía... yo quería decirte que... -Tú me pediste ayuda, eso es todo.
El resto no es asunto mío.
-¿Te parezco una persona horrible?
-Me parece que Pedro no debería estar al margen de todo lo que está pasando.
-No quiero que se lleve un chasco conmigo.
-Si el problema fuera suyo, tú no te ibas a sentir decepcionada.
El plan de ser padres es de los dos.
Pero vamos, que por mí no se va a enterar.
-¿No era yo la que te tenía que enseñar a ti?
-Y lo has hecho muy bien.
-Pero a ver, ¿es verdad que don Alberto viajaba en ese vuelo?
-Si no, ¿por qué iba a haber venido esta mañana la señora Ortega?
-Es horrible.
-Pues sí, deberían decirnos algo, porque tenernos así... -Señoritas, ¿me pueden explicar qué está pasando aquí?
¿Qué pasa?
¿Que ahora ninguna tiene nada que decir?
-Estábamos hablando de lo que ha ocurrido.
De que no somos tontas, doña Blanca, y hemos escuchado los rumores.
-¿Qué rumores?
-Pues que don Alberto ha muerto.
-¿Pero cómo puedes decir eso?
-Pepita, por favor.
Don Alberto ha salido de viaje.
Y eso es todo.
-Pues todo el mundo sabe ya que cogió ese vuelo a La Habana y las noticias han comunicado que no hay supervivientes.
-¡Eso es mentira y no sé ni cómo te atreves!
-Señoritas, se ha terminado el día de trabajo por hoy.
Basta ya de cotillos.
Recojan sus cosas, vayan a descansar.
-Bueno, es que la verdad es la verdad, ¿no?
-¡No me han oído!
-Tranquila, Ana.
Tranquila.
Sé que es difícil lo que te pido, pero tienes que mantener la calma.
Por tu bien y por el de las galerías.
-Doña Blanca, a mí ahora mismo las galerías... -Sí, sí, sí.
Tienes razón.
Lo siento.
Lo siento.
Lo que quiero decir es que yo soy la primera que confía en que todo esto se aclarará.
Pero mientras tanto, no podemos permitir que cuenda el pánico.
-Es como si estuvieran hablando de un desconocido.
Como si no supieran quién es Alberto para mí.
-Lo saben.
Y no lo vamos a olvidar nunca.
Cariño, tranquila.
Mira, escucha, mientras tengamos una mínima esperanza no podemos venirnos abajo.
Todavía no.
-Será mejor que vaya a tomar el aire.
[♪ música triste] [Ana solloza] -Ana.
Lamento no traer buenas noticias.
Esta es la lista con los nombres de todos los pasajeros que facturaron su equipaje.
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "The Other Day"] Alberto es uno de ellos.
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "The Other Day"] Ana, lo siento.
Lo siento mucho, de verdad.
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "The Other Day"] -¡Ana!
¡Ana!
Ana.
Llame al médico, doña Blanca, por favor.
Ana.
¡Ana!
Ana.
-Se trata de Alberto.
El avión en el que viajaba se ha estrellado.
Lo hemos perdido para siempre.
Hemos instaurado el luto en las galerías.
Y mañana celebraremos en la más absoluta intimidad un funeral en su nombre.
Muchas gracias.
Se lo transmitiré al resto.
Lo mantendré informado.
Hasta pronto.
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "The Other Day"] [sollozos] [llanto] [♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "The Other Day"] -¿Mateo?
¿Mateo?
¿Mateo?
Mi amor, ¿qué haces aquí solo?
Dame, deja eso.
-Déjame en paz.
-Mateo, por favor, estás borracho.
-Estoy en mi casa.
Hago lo que me da la gana, Clara.
-Ven, anda, venga.
A la ducha.
Tienes que espabilarte o no vamos a llegar al funeral.
-Déjame.
¿Qué funeral?
¿Esa misa?
¿Esa misa donde hablan del muerto como si estuviera entre nosotros?
-No digas tonterías.
-No digo tonterías.
No voy a ir a esa mierda, Clara.
-Mateo, es tu amigo.
Y tú no eres así.
¿No te quieres despedir de él?
-¿De quién?
¿A quién quieres que le diga adiós?
¿A una foto?
¿A un crespón negro en un altar?
Está muerto.
Ya está.
Lo voy a echar de menos.
-Mateo, me estás asustando.
-Déjame en paz, Clara.
Por favor, te lo pido.
Déjame en paz.
-Vámonos, que te vas a arrepentir.
-Olvídalo.
Clara, Clara, lárgate.
-Por favor, hazme caso.
-Vete, Clara.
¡Lárgate, Clara, lárgate!
¡Fuera!
[♪ música triste] ¡Fuera!
[♪ música triste] [teléfono] -Doña Blanca.
-Ah, iba a ver cómo está Ana.
Pero mejor vaya usted.
Seguro que le hace más falta.
-No, no, no, no.
Acompáñeme, por favor.
La voy a necesitar.
Verá, doña Blanca.
Yo he hecho cuanto ha estado en mi mano para proteger a Ana de todo.
De todo.
Pero me temo que de esto no... No.
En fin.
Quiero decir que tal vez usted, como mujer, puede serle de mejor ayuda.
-Lo intentaré.
Su sobrina es una mujer fuerte, don Emilio.
Y saldrá adelante, ya lo verá.
Solo necesita tiempo.
-Igual que en su momento lo necesitó usted.
O lo necesité yo.
Vamos.
-¿Ana?
¿Ana?
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "If You Tell Me Now"] [golpes en la puerta] Ana no está en su cuarto.
¿La ha visto usted?
-No.
-Voy a avisar al resto de los empleados.
-Espere, espere, don Emilio.
Yo creo que sé dónde puede estar.
¿Le importa si voy a buscarla?
Usted quédese tranquilo.
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "If You Tell Me Now"] [puerta se cierra] ¿Qué haces?
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "If You Tell Me Now"] Venga, aparta de ahí, anda.
Tu tío te está buscando.
Vamos a llegar tarde.
[campanadas] [♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "If You Tell Me Now"] -Ana, ¿estás segura?
Podemos volvernos.
-Ana, don Emilio.
-Gracias por todo.
Las chicas me han puesto al corriente.
Gracias.
-Descuide.
Era lo mínimo que podía hacer.
Para mí Ana no es una persona cualquiera.
Espero adentro.
[♪ C. Padovan, S. Huguenin, Y. Sanna: "If You Tell Me Now"] -Ahí están.
Clara, cariño, ¿dónde está Mateo?
-No va a venir.
-¿Cómo?
¿Cómo, cómo, cómo, cómo?
¿Cómo que no va a venir?
-Madre mía.
Tranquila.
Tranquila, cariño, tranquila.
Tranquila.
-Mateo está destrozado y no para de beber.
-Me lo puedo imaginar.
-No, de verdad que no, porque yo nunca le había visto así.
Y le he intentado convencer, pero él no atienda razones.
-¿Pero no piensa venir?
-No.
-Ve entrando.
-Id entrando.
Patricia, cariño.
Todavía no me lo creo.
Qué desgracia.
¿Cómo estás tú, hija?
-Imagino que esto no habrá sido muy duro para usted.
Más bien una victoria empresarial, ¿no?
-¿Pero cómo puedes decir algo así?
A pesar de todo, seguimos siendo familia.
-Esa es la lástima.
La familia no se elige.
Viene dada.
-Patricia, sé que tienes mucho que reprocharme, y seguramente lo merezco, pero me gustaría pensar que la muerte de Alberto no ha sido en balde.
Sabes que con él todo era muy difícil.
Espero que esto sirva como motivo de reconciliación.
-Podría haberse ahorrado el viaje.
Las galerías ya no pertenecen a los Márquez.
-¿Cómo?
-No es el momento ni el lugar.
Ha venido al funeral de mi hermano.
[♪ música triste] -No estás sola.
Me tienes a mí.
[♪ música triste] -Disculpadme un momento, por favor.
Lucía, ¿qué haces ahí sentada como si fueses una vulgar modista?
Eres una Márquez.
-Aquí es donde quiero estar.
Y además de donde quería verme mi padre, que por cierto, debería estar aquí.
-Tu padre no va a venir.
Tiene asuntos que atender.
Sabes que está trabajando en Portugal.
-Ya, no diga más.
Conozco de sobra sus excusas.
Nunca pensé que su cobardía podría llegar a tanto.
Ni siquiera es capaz de dar la cara en un momento como este.
-Por favor, Lucía, no te pongas dramática.
Siempre fuiste una niña impertinente y malcriada.
Y te ruego, por favor, que respetes a tu padre.
-Ese hombre ya no es nadie para mí.
-Lucía.
¿Estás bien?
-Sí, quiero estar sola.
-Oye, si necesitas hablar o algo.
-¿Lucía, va todo bien?
-Es un hombre sin corazón.
¿Cómo es posible que no se digna venir?
-Hay que ser muy valiente para dar la cara en un día como este.
-¿Pero se puede saber de quién hablan?
-De mi padre, Jonás.
¡Un cobarde!
-Vamos a intentar mantener la calma, ¿eh?
Estamos todos muy afectados por lo que ha pasado.
-Ven, ven conmigo, anda, ven.
[♪ música suave] -Hay muchos fotógrafos.
¿Estás preparada?
¿Cristina?
Yo creo que mejor no te pintes los labios.
Tienen que ver que estás destrozada.
[♪ música suave] -Te perdono, Alberto.
-No me lo puedo creer.
[sollozo] [♪ música suave] -En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
-Amén.
-Amén.
-Estamos aquí reunidos para honrar la memoria de un gran hombre.
Las personas pasan, pero sus obras permanecen.
Y viendo la obra que llevó a cabo Alberto Márquez, cuesta pensar en alguien cuya vida tocase más a los demás.
Hoy nos hemos congregado aquí, amigos, familia, socios, clientes, para rendir tributo a un hombre excepcional.
Pueden sentarse.
[golpes en la puerta] -Ábreme, Mateo.
Soy Raúl.
[golpes en la puerta] Mateo, no me montes escenitas, ábreme la puerta.
Voy a contar hasta tres.
¡Una!
¡Dos!
Sé que me estás oyendo, Mateo, ábreme la puerta.
[inaudible] ¿Te pongo una copa?
-Ni se te ocurra volver a pegarme.
-Pues compórtate, que apestas.
Toma, tómate esto.
Vístete que nos vamos.
-Quiero estar solo.
-Muy bien.
Si no es por las buenas, va a ser por las malas.
¿Alguna vez te ha duchado un hombre?
-¿Qué dices?
-Pues siempre hay una primera vez.
-¿Dónde está el baño?
-Aquí.
-Señor, recuerda especialmente a tu hijo Alberto, al que has llamado de este mundo, a tu presencia.
Permítele contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia con todos nosotros.
-Mateo, por favor.
Eres peor que una de mis modelos.
-Raúl, no puedo ir.
-¡Sí puedes, basta ya!
Deja de comportarte como un crío.
Un crío estúpido.
Si no vas a esa iglesia te vas a arrepentir toda tu vida.
-No puedo ir, no puedo decirle adiós.
-Y nadie te está pidiendo que lo hagas.
Nadie.
Él va a estar contigo siempre.
Porque vuestra amistad no se va a romper con una tontería como la muerte.
Así que deja ya de llorar, Mateo.
Vas a ir allí, le vas a dedicar unas palabras a tu amigo.
Y te vas a comportar como un hombre, que eso es lo que eres.
Vamos, vamos, que nos llegamos.
Venga, vamos.
-Oremos.
Por el alma de nuestro hermano Alberto, que hoy descansa en el reino de los cielos, donde goza de la presencia del Padre y de la vida eterna.
Amén.
Que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos vosotros.
-Amén.
-Podéis ir en paz.
-Un momento.
[♪ música suave] Quisiera decir unas palabras.
Todavía no me he despedido de mi amigo.
Mi hermano.
Alberto era un hombre valiente, generoso, inteligente, emprendedor, honesto, divertido, seductor, elegante, jugador, bebedor, fumador, pero lo que más envidiaba de él era su gancho de izquierda.
Verán, yo... siempre quise tener un hermano mayor.
Alguien a quien poder pedirle consejo.
Y tuve que esperar a tener 13 años y viajar a Londres para poder conocerlo.
Alberto siempre estaba ahí.
Siempre.
Una vez cruzamos a Francia con su deportivo a toda velocidad.
Un gendarme nos dio el alto y Alberto empezó a explicarle que estábamos buscando la mejor bodega de la zona para tomar un buen borgoña.
Al final, el gendarme no solo no nos multó, sino que acabó con nosotros borracho como una cuba cantando la Marsellesa.
[♪ música suave] Así era él.
Así de grande.
Supongo que... en un día como hoy él hubiese preferido algo así, contar los mejores momentos y saber que a pesar de todo tenemos que mirar hacia adelante.
Hermano, yo... yo te juro que lo voy a intentar.
No sé si lo voy a conseguir, pero te juro que lo voy a intentar.
Siempre te llevaré conmigo.
Igual que Ana, la mujer de tu vida y todos los que te queremos.
[♪ música suave] -Carlos.
-Héctor, ¿qué haces aquí?
-El comandante intentó localizarte para darle esto.
Dijo que era urgente.
-Espérame en el coche.
-De acuerdo.
-"Carlos, hemos localizado al pasajero que buscas.
Alberto Márquez figura en el vuelo a Estambul minutos más tarde del vuelo a La Habana".
[♪ música suave] Ana.
Te acompaño en el sentimiento.
-Gracias.
[♪ música suave] -Querida Ana, aquí perdido en la nada, sin contacto con el mundo, necesito pensar que estas palabras algún día llegarán a ti.
Fui incapaz de coger ese avión.
Ir a Cuba sería buscar respuestas en el pasado, y ahora tengo que mirar al futuro.
Todos los días sueño que regreso a Madrid y que te encuentre triunfando como la gran diseñadora que eres.
Nada me haría más feliz que eso.
Sé que necesitamos tiempo y distancia para superar los golpes que hemos recibido.
Yo estoy convencido que no voy a poder querer a nadie como te he querido a ti.
Ana, algún día volveré a buscarte y esta vez nada ni nadie podrá separarnos>".
[♪ música suave] -Carlos, quisiera darle las gracias por venir a ver a Ana cada mañana.
-Te agradezco que te preocupes por mí.
Sé muy bien cómo te sientes, sola y muerta de miedo.
Y tú encontrarás tu camino, estoy segura.
-¡Patricia Márquez!
-¿Puede saber qué pasa?
-Tú has perdido la cabeza o qué está pasando.
Hoy llega Enzo Cafiero y no voy a permitir que se me trate como un diseñador de tercera.
-Te repito lo que te dije en la iglesia, me tienes aquí para lo que quieras.
-Reforzamos nuestro voto o nos van a devorar.
-Sí, Enrique, pero ¿cómo vamos a hacerlo?
-Eso lo vais a tener que dejar en mis manos.
-No me fío ni un pelo de él.
-Yo tampoco.
-Se acabó.
Yo también estoy sufriendo con esto.
No vas a hacer más daño.
-¡Un momento, un momento!
¿Quieres casarte conmigo?
-Aquí hay una carta en nombre de Philip Wright.
-Gracias, Pedro, yo se la entrego.
-"Querida Ana, en el último momento decidí cambiar de rumbo y perderme en un mundo desconocido".
-¿Qué te pasa?
-Pues no lo ves, que Ana se ha levantado.
-Ana está embarazada.
-¿Qué?
Support for PBS provided by: